Предлагаю попереводить с испанского и через две недели дружески покидаться помидорами. Тем более, есть у меня смутное подозрение, что читающих испанский форум больше, чем активно в нем участвующих. Вот и пусть присоединяются!
Отрывок выбран мной (с любезного позволения Кис-Админа) практически по тому же принципу, что и в английском семинаре .
Вот отсюда:
http://www.clubcultura.com/clubliteratu ... etalle.htm
He llegado a Roquedal por la tarde, con el sol aún muy fuerte, y debo mencionar dos curiosos detalles que acaban de sucederme. El pueblo se adivina, pequeño y blanco, justo en un cambio de rasante de la comarcal. Allí, en esa momentánea cima, se tiene la impresión de que puedes coger todas sus casitas con la mano y desprender incluso gran parte del mar azul brillante que tiene detrás. Pero conforme te acercas, a un costado (el izquierdo de acuerdo a la situación del visitante) los campos de cultivo se ven interrumpidos de repente por un escuálido muro gris que apenas dura el tiempo que te permite verlo la velocidad del coche en la pendiente, y en el que un oxidado cartel deja leer «Cementerio municipal» sobre una entrada en arco con las puertas abiertas. Pequeños cipreses se yerguen detrás. Cuando cambiaba de marcha al final de
la pendiente observé las grandes letras blancas. Eran cuatro torpes pero opulentas mayúsculas escritas a brochazos de una pintura tan radiante que me las imaginé fosforesciendo en plena noche. Resultaba imposible no leerlas: ETER.
Vengo de gran ciudad y estoy acostumbrado a los grafitos callejeros, pero ver ese enorme
esfuerzo alfabético en el muro del cementerio me ha dejado intrigado con esa intriga inútil y molesta que al menos sirve para tener algo de lo que hablar o escribir en estas notas apresuradas, ahora, de noche, en mi habitación. No es la palabra lo que me confunde sino su hallazgo. ¿Qué ha querido decir el anónimo pintor con ese escándalo de letras blancas en el muro del cementerio? Pensé en unas siglas, en alguna asociación, en un chiste secreto, en que quisiera escribir otra cosa pero se equivocara o fuera interrumpido. Es curioso cuánto me molesta lo ambiguo, la imagen que dice pero se calla. Vengo de ciudad, claro, y estoy acostumbrado a buscar mensajes en los anuncios. Pero el tiempo de mi coche, al que hacía avanzar con moderada lentitud, no es mi propio tiempo. Me permití un vistazo al camposanto del pueblo, un ligero devaneo con aquellas letras fulgurantes (ETER) que alguien había pintado con un propósito desconocido y pronto lo olvidé, sometido al resto de mis impresiones (ahora lo recuerdo, no obstante). Mi reloj (el último regalo de Mariela), con la esfera desparramada como un huevo frito (imita la configuración de un «reloj blando» de Dalí) marcaba las siete y no sé cuántos y yo entraba con mi coche (su interior caliente y el volante inflamando mis manos) en la calle principal. Y entonces ocurrió el segundo detalle curioso.
Diré antes que el pueblo me produjo sensación de soledad, pero de eso, creo, tiene la culpa el verano. El verano en un pueblo siempre es solitario, no hay diferencia entre éste o cualquier otro de la costa o el interior. Los días crudos de invierno obligan a una cierta soledad activa,
pero en verano la actividad se evapora por las tardes, y la soledad se hace lánguida y te sientes impelido a tenderte y languidecer con ella entre el zumbido de las moscas y la repetición de las chicharras. El mediodía señala esa hora de sueño y de sol en que todo desaparece y el pueblo queda vacío y blanco como éste. Y siempre hay una calle larga que traiciona tu mirada con una revuelta allí, al final, para no dejarte ver el pueblo. Recuerdo que he pensado en un domingo: tengo la idea cierta de que los domingos son días enormemente solitarios. En ellos siempre hay espacio para un verano perenne y un silencio largo y aburrido. En eso pensé: entré en Roquedal aminorando la marcha, el motor de mi coche sonando casi en tono de pregunta, muy bajito, cubierto por el silencio, las llantas friendo piedrecitas debajo en la calle mal asfaltada,
las sombras de las casas siempre ahí, rectangulares, y al fondo, entre techos y pinos, el reborde tieso del mar, y pensé que era todo un domingo en pleno martes.
Публиковать переводы предлагаю через 2 недели, 21-го марта.