Estimados señores:
Сим открывается семнадцатый по счету
Испанский семинар. На сей раз вернемся к творчеству недавно ушедшего от нас маэстро
Марио Бенедетти. А именно, к рассказу
El Otro Yo.
* Особая благодарность
Старому!
Полагаю, что все, кто принимал участие в семинарах ранее, уже знакомы с его биографией, а благодаря некоторым нашим участникам, даже послушали озвучку его рассказов на YouTube
Но для тех, кто заглянул сюда впервые, - а мы рады всем желающим присоединиться, - пара ссылок.
Mario Benedetti, Wikipedia.
Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de Toros, en Tacuarembó, Uruguay, fruto del matrimonio entre Brenno Benedetti y Matilde Farugia. La economía familiar se vio seriamente afectada por un engaño que sufrió el padre de Mario y así con tan sólo 4 años, la familia se trasladó a Montevideo (no en vano en Montevideo vive más de la mitad de la población de Uruguay, el mayor porcentaje de población que vive en una capital de toda Sudamérica). Este engaño condujo a tiempos difíciles para la familia Benedetti que tuvo que vender multitud de objetos de valor para seguir adelante y que obligó a Brenno a la clandestinidad económica para evitar a los acreedores y en busca del soñado empleo público, un auténtico sueño en el Uruguay de la época en el que el sueldo de un funcionario era inembargable y echarlo era casi una cuestión de Estado. Mario estudió en un colegio alemán, en parte por la admiración que el padre tenía por ese país. De esta experiencia, además de aprender el idioma, aprendió el gusto por el trabajo bien hecho y por la puntualidad. Pero en 1933 el padre le obligó a salir del colegio, ya que en éste obligaban a utilizar el saludo nazi, otro año en un Liceo y termina su educación...продолжение здесьНапоминаю всем о сохранении всех авторских прав, и прочая, и прочая... И о том, что в следующий заход, -ежели участники не передумают, - будет перевод монолога из "Игры в классики", обожаемого мною мэтра
Кортасара Размер предлагаемого текста невелик. Но даже не знаю, сколько времени потребуется "семинаристам" на перевод и шлифовку текста? Три недели? Пока ставлю такой срок, учитывая, что к НГ и Рождеству имеется тенденция накапливания рабочих хвостов, требующих уборки. Если срок будет категорически не устраивать - попросим нашего уважаемого Админа или модераторов внести изменения. Итак.
Дата открытия семинара:
11 ноября 2009 года.
Срок предоставления переводов:
2 декабря 2009 года.
Начало обсуждения переводов:
3 декабря 2009 года.
!Suerte y adelante!El Otro Yo(La muerte y otras sorpresas, 1968)
Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañama siguiente se habia suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: “Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable”.
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.