Уважаемые дамы и господа!
В данном семинаре предлагается к переводу отрывок из романа Хуана Хосе Мильяса
Dos mujeres en Praga. Контекста, как сами понимаете, не будет
Краткая справка об автореМИЛЬЯС (Millas) Хуан Хосе (р. 1946, Валенсия), испанский писатель.
Изучал философию и словесность в Мадридском университете. В романах «Тени — это Цербер» (1974), «Видение утопающего» (1977) в кафкианском и экзистенциалистском ключе размышляет об одиночестве, страхе, парадоксах внутреннего мира человека. В романах 1980-х годов («Беспорядок твоего имени», «Пустые слова») эти темы рассматриваются в контексте проблемы взаимосвязи литературы и реальности, причин и задач литературного творчества («Я хочу рассказать, о том, что происходит, и о том, что остается за кадром»). Романы Мильяса характеризует обращение к детективному жанру, металитературным приемам.
В романах 1990-х гг. («Вернуться домой», «Это называлось одиночеством», «Глупый, мертвый, подлый, невидимый») герои Мильяса — люди, сталкивающиеся лицом к лицу со своим одиночеством и путешествующие по фантасмагорической реальности современного города, по виртуальным пространствам — миру телешоу и радиопередач, рекламы, коллективных фобий и мифов.
В романе «В алфавитном порядке»(1999) конструируется фантастический мир, в котором разрушен алфавитный порядок. Мильяс говорит об условности и ангажированности любых порядков, законов и схем («Упорядоченность всегда нуждается в объяснении, потому что нормальное состояние вещей — это беспорядок»), отказывается воспринимать действительность такой, какой ее навязывают современная массовая культура и средства информации, призывает не утратить способность размышлять и сопоставлять. Автор сборников рассказов и многочисленных статьей в прессе.Как всегда, напоминаю о соблюдении авторских прав и прочая. Семинар проводится исключительно в целях поупражняться в художественном переводе. Надеюсь на активное участие как старых, так и новых участников.
Дата открытия семинара - 23 июля 2008 года
Срок сдачи переводов - 23 августа 2008 годаПросьба не опаздывать и не торопиться. Я не обладаю правами модератора и "спрятать" заранее выложенный перевод не смогу.
Итак, всем удачи!
Dos mujeres en Praga...
Por lo que más tarde me contaría María José, Luz Acaso abandonó Talleres Literarios perturbada, pero dichosa, aunque habría sido imposible señalar dónde terminaba la perturbación y comenzaba la dicha, pues la una se introducía en el territorio de la otra como los dedos de dos manos cruzadas. El coche parecía ir solo. Nunca las velocidades habían entrado con aquella facilidad ni los semáforos habían cambiado tan oportunamente de color. López de Hoyos, que era una calle caótica, se comportaba como un mecanismo de precisión en el que todo sucedía al servicio de algo. Frenó y vio cruzar por delante de ella a una mujer con bolsas que sin duda se dirigiría a un sitio misterioso. Quizá a una cocina. Descubrió de súbito que las cocinas eran lugares raros, capaces de provocar acontecimientos en las cabezas de quienes entraban en ellas. Pensó en la de su casa y le apeteció llegar. El día anterior, cuando María José, la tuerta, se despidió después de haber dormido la siesta en su sofá, había vuelto a repetir lo de Praga:
-Qué suerte, vivir en Praga sin necesidad de salir de Madrid. Creo que en una casa como ésta sería capaz de escribir una gran obra sobre el lumbago. O sobre el l'um bago.
Luz debió de sentirse orgullosa. Su vida había adquirido un valor inexplicable. Tenía una casa en Praga y una biografía en marcha. Y el tiempo continuaba centroeuropeo, aunque las temperaturas habían subido un poco en las últimas horas.
Colocó el espejo retrovisor de manera que en lugar de ver el tráfico se viera a sí misma. De este modo, cada vez que miraba distinguía sus propios ojos e imaginaba que eran los de una pasajera que viajaba a su espalda, persiguiéndola, aunque cada vez se sentía más lejos de sí misma. Iba dejando atrás una vida para abrazarse a otra.
En esto, el ocupante de un automóvil situado a su derecha le gritó algo obsceno y ella salió de su ensimismamiento pensando que quizá había realizado alguna maniobra incorrecta. No le importó. Es más, observó con una indiferencia extraña el rostro del que salían los insultos y sonrió. Después, sin abandonar la expresión, giró el volante y se aproximó al automóvil hasta rozarse con él. Vio la cara de desconcierto del automovilista vociferante, que se apartó a un lado y frenó. Ella, en cambio, aceleró y lo dejó atrás. Cuando miró por el retrovisor, ya no estaban sus ojos.
Había cerca de la casa de Luz un solar en el que siempre encontraba sitio para aparcar el coche, aunque ella solía pasar primero por delante de su portal, por si aparecía un hueco. No vio ninguno, pero sí a la tuerta, María José, de pie, en el portal, con una bolsa de viaje en el suelo, esperando evidentemente que llegara. Dio un par de vueltas más, para observarla, y finalmente aparcó en el solar. Cuando llegó al portal, María José tenía la bolsa en la mano, como si se hubiera cansado de esperar y estuviera dispuesta a irse.
-Hola -dijo Luz.
-Hola, ¿puedo subir?
En las escaleras María José dijo que sus padres la habían echado de casa por negarse a trabajar en la pescadería.
-Puedes quedarte unos días conmigo -dijo Luz.
-¿Cuántos días? -preguntó la tuerta.
-No sé, unos días, hasta que decidas qué vas a hacer. -Ya te he dicho lo que quiero hacer: escribir algo sobre el lumbago. O sobre el l'um bago.
Luz abrió la puerta de su casa y entró seguida de la tuerta. Cuando estuvieron dentro, se volvió y preguntó:
-¿Y cuánto tiempo te llevará escribir ese libro? -En Madrid me habría llevado toda la vida, pero en Praga es cuestión de semanas.
Comieron juntas, como el día anterior, en la cocina oscura y luego se sentaron en el sofá. Luz contó a María José que Alvaro Abril era adoptado.
-Podría ser mi hijo, fíjate -dijo riéndose-, porque yo entregué en adopción a un hijo que ahora tendría su edad.
-¿Pues cuándo lo tuviste?
-A los quince años. Me quedé embarazada de un hombre que después murió. Nada más tener al niño, me lo quitaron y se lo entregaron a otra mujer que esperaba en la habitación de al lado, para fingir que lo había parido ella. Ni siquiera pude verle la cara. Eso es lo que más echo de menos de él: no haberle visto el rostro.
-¿Cómo sabes que era un niño?
-No lo sé. Pudo ser una niña. Tú también podrías ser mi hija. -Yo no soy adoptada. -Pues me parece que te acabo de adoptar. Luz y María José rieron. Estaban sentadas en el
sofá, delante de la ventana que daba a María Moliner, y la tarde tenía, como el día anterior, una oscuridad en cuyo interior parecía haber una burbuja de luz. Quizá la burbuja de luz estuviera más en las cabezas de ellas que en la tarde; el caso es que la oscuridad proporcionaba acogimiento y la burbuja de luz prometía futuro.
-¿Te importa que me quite el parche un rato? -preguntó María José. -Por favor.
La tuerta se quitó el parche y al abrir el ojo derecho proporcionó a su rostro un golpe de luz que deslumbró a Luz.
-Qué guapa eres -dijo.
-No quiero ser guapa. Quiero ser eficaz. Háblame de Alvaro Abril.
-Es tímido.
-¿Y qué más es?
-Nervioso. Se muerde el labio inferior así -dijo
Luz mordiéndose el suyo-, por eso lo tiene siempre un poco enrojecido.
-¿Y qué más?
-No sé qué más. Hoy estaba un poco acatarrado.
Permanecieron en silencio y al poco María José adoptó la postura del día anterior, para dormir un rato. Dice que antes de perder la conciencia, oyó un golpe de viento, y al abrir los ojos vio cómo el cristal de la ventana se llenaba de gotas de lluvia que en seguida formaron regueros. También vio que Luz abría su bolsa de viaje y comenzaba a vaciarla. Al final encontró El parque, la novela de Alvaro Abril. Se sentó junto a María José y comenzó a leerla.